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En la exposición “El agua sigue su cauce. Documentos y memoria sobre el agua”, que puede verse hasta el 3 de octubre en la Sala Carlos Prieto, Biblioteca de Colecciones Especiales “Miguel de Cervantes Saavedra” (Rectoría, piso 3) del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (campus Monterrey), hay 33 documentos, fotos, libros, mapas y reproducciones que datan, incluso, del siglo XVI y muestran cómo el agua ha sido un tema central para la vida en la Ciudad de México.
La muestra surgió —explica Marcela Beltrán, directora de Colecciones Especiales en Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey— de una colaboración con el Centro del Agua, una instancia del Tecnológico dedicada a investigar el agua y que se vincula con instancias externas al Tec.
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“Nosotros hicimos una selección primera a partir del acervo de la Biblioteca Cervantina y ellos comenzaron con una segunda selección. Nuestra idea es dinamizar el archivo, lo que significa poner en otro contexto documentos históricos que para nosotros tienen un valor por sí mismos, pero para el Centro del Agua, por ejemplo, tienen otro tipo de valor porque son fuentes de información sobre la historia del agua”, continúa Beltrán.

Uno de los documentos más interesantes de la exposición data de 1536 y lleva la firma de Hernán Cortés y establece ciertas condiciones que implica el regalo de unas tierras del Conquistador a su mayordomo, “con el uso del agua y con el uso de las personas que están en ese territorio”.
“Es un documento que nunca exponemos, yo creo que es la primera y la única vez que es expuesto”. La colaboración con el Centro del Agua también incluyó las cédulas explicativas que dan contexto a la relación que tiene con el agua cada documento en específico.
El documento más antiguo de la exposición es un libro que perteneció a Carlos de Sigüenza y Góngora (lleva su firma) y que trata sobre el emplazamiento acuático de la Ciudad de México en 1618. “Es un libro de medicina porque dentro de las funciones de la medicina antigua tenemos la higiene y los cuidados del agua. Es increíble. La primera vez que yo vi este libro, me pareció increíble pensar que el agua sigue siendo un tema en la Ciudad de México desde siempre”.
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Otros documentos abordan la historia del agua en el noreste o en el Valle de México, y temas como el establecimiento del agua para el Estado Liberal y Soberano de Nuevo León, el tamaño de la urbe que puede analizarse en una carta hidrográfica del Valle de México y la relación del agua con la divinidad (las peticiones para que las cosas cambiaran en tiempos de tormenta o huracanes y la narración de esos milagros) pasan a ser centrales.
“Lo que nosotros queremos es generar una versión virtual de esta exposición que se pueda compartir y ver en cualquier parte del mundo”, cuenta la directora.
Para visitar la muestra hay que hacer cita previamente al correo: mbeltranbravo@tec.mx.
Sobre el invaluable fondo de la Biblioteca Cervantino, Beltrán detalla que se conforma por 28 fondos (incluso tiene fondos fotográficos): “Somos, hasta donde sé, la universidad a nivel mundial con más impresos del siglo XVI”.
Hay, por ejemplo, un álbum de fotografías del Segundo Imperio (fotografías de Maximiliano y Carlota en formato de tarjeta de visita), 88 libros y documentos del siglo XVI y un libro que data de 1476 como parte de un acervo conformado por más de 100 mil volúmenes.
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Es notorio un incunable de 1494, una impresión de la carta de Cristóbal Colón (el informe sobre el descubrimiento de América): “Eso me parece como uno de los tesoros que tenemos”. También está el primer libro de Física impreso en el continente americano, “Physica speculatio”, de 1557, y unos villancicos que pertenecieron a Sor Juana Inés de la Cruz y que se hicieron en el taller de la impresora novohispana Paula Benavides en 1676: “Los villaUno de los documentos más interesantes de la exposición data de 1536ncicos no eran canciones navideñas como a las que estamos acostumbrados ahora. Eran canciones que se cantaban para el santo del día”.
La biblioteca resguarda, en total, siete incunables (el más antiguo es de 1476 y trata sobre la historia de Florencia) y mil 200 ediciones diferentes de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” que formaron parte de la colección del empresario Carlos Prieto y Fernández de Llana. “Nuestro Quijote más antiguo es de 1607, y el segundo más antiguo es de 1610 y solo contiene la primera parte porque la segunda parte se escribió en 1615”.
La Biblioteca Cervantina es una de las tres sedes del acervo (dos están en el campus Monterrey; la tercera, en el Campus Norte).