Desde que asumió por segunda vez la presidencia de Estados Unidos en enero de este año, Donald Trump ha dedicado buena parte de su tiempo a intimidar y atacar a todos aquellos que critiquen sus políticas ultraconservadoras o traten de revelar sus secretos más íntimos.
Sin embargo, a partir del asesinato de Charlie Kirk, activista político estadounidense de ultraderecha, ocurrido el pasado 10 de septiembre en la Universidad del Valle de Utah, esta táctica se ha agudizado.
Dos días después de que Jimmy Kimmel, conductor del programa de televisión Jimmy Kimmel Live!, de la cadena ABC (American Broadcasting Company), habló al aire sobre la “pandilla MAGA” y los intentos “desesperados” de ésta por representar al asesino de Charlie Kirk “como cualquier otra cosa que no fuera uno de los suyos y hacer todo lo posible para sacar provecho político de ello”, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su siglas en inglés) amenazó con revocarle la licencia de transmisión a The Walt Disney Company, propietaria de ABC, por lo que esta última decidió suspender indefinidamente dicho programa, aunque el lunes 22 de septiembre anunció que al día siguiente se transmitiría de nuevo.
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¿Qué está pasando en Estados Unidos?, ¿el gobierno de ese país ha entrado en una fase totalitaria, autocrática, fascistoide? Estefanía Cruz Lera, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, de la UNAM, responde: “Sí, claro. Una de las características de los líderes autocráticos es que demeritan la labor, la función y el prestigio de los medios de comunicación, y esto es lo que, desde su primer mandato, Trump ha hecho. Primero lo hizo con los outlets de noticias y ahora lo hace con un show televisivo de medianoche bastante popular en Estados Unidos. El de Jimmy Kimmel es particularmente importante porque si bien no se trata de un show de contenido político, sino de mero entretenimiento, a veces toca, en forma tangencial, temas políticos, como las redadas en Los Ángeles, los derechos de los migrantes y las protestas contra la guerra en Palestina.”
Primera Enmienda
Evidentemente, el gobierno de Trump está violando la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, la cual garantiza la libertad de expresión y de prensa, entre otras cosas. ¿Esto representa un retroceso democrático en ese país?
“Sí. Siempre ha habido una controversia en relación con la Primera Enmienda y la libertad de expresión, porque el único límite a esta libertad es no difundir un discurso de odio. Ahora bien, al decir que los mexicanos son violadores y que México manda la peor gente a Estados Unidos, Trump ha sido promotor de un discurso de odio. En cambio, las declaraciones de Jimmy Kimmel no incitaban a un levantamiento en contra del gobierno ni estereotipaban a ningún grupo en particular. Esto es fácil de litigar en los tribunales que, por cierto, han frenado algunos de los abusos de autoridad de Trump.”
De acuerdo con Cruz Lera, el problema es que no fue Trump directamente, sino la FCC la que amenazó a The Walt Disney Company con quitarle la licencia de transmisión.
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“Algunas agencias federales de Estados Unidos como la FCC están tomando como ejemplo la censura que ejerce Trump contra diversos personajes públicos para practicarla también, pero no de forma oficial ni institucionalizada, sino a partir de un abuso de su propia autoridad. Hay que tener presente que, según las regulaciones de la FCC, no existe ningún argumento para censurar un programa de televisión, excepto el de divulgar noticias falsas, y éste, el de Kimmel, no fue el caso.”
Sin estrategia
¿Y el Partido Demócrata dónde está?, ¿ha hecho algo para evitar que este ataque a la libertad de expresión se intensifique aun más? La investigadora universitaria dice: “El Partido Demócrata está muy dividido. Algunos de sus miembros son moderados y prefieren mantenerse al margen del asunto y otros son más radicales y atacan a Trump abiertamente por esta censura, este autoritarismo, este fascismo que está desplegando en la política doméstica de Estados Unidos. Pero el Partido Demócrata en realidad no tiene una estrategia unificada que convoque a la opinión pública a frenar este comportamiento del presidente de Estados Unidos, porque recordemos que la única que puede contener a un líder autoritario es la sociedad civil organizada, con procesos de rendición de cuentas y con la evidencia de que este tipo de prácticas representa un peligro para el proceso democrático en general.”
Autocensura
Como resultado de la ofensiva de Trump contra la libertad de expresión y de prensa en Estados Unidos, muchos medios de comunicación de ese país ya cedieron ante él y ahora se están autocensurando, en lugar de enfrentarlo en los tribunales.
Sobre este punto, Cruz Lera comenta: “Creo que esos medios de comunicación se han percatado de que declararle una guerra cultural mediática a Trump es poco provechoso para ellos, porque éste siempre recurrirá al aparato del Estado para poner en práctica una política revanchista que sin duda los derrotará. O sea, prefieren regular sus contenidos y dejar a un lado temas que dividen a la sociedad estadounidense, justamente para no entrar en debates polarizadores y no perder a su audiencia, porque, a final de cuentas, los medios de comunicación privados viven del lucro y lo que buscan es mantener sus niveles de audiencia o de consulta, y seguir ganando dinero.”
En un primer momento, ABC no se pronunció a favor de Jimmy Kimmel; no obstante, como ya se dijo, el pasado lunes, en medio de múltiples manifestaciones de rechazo a la medida que tomó y de solidaridad con el conductor, reveló que el programa Jimmy Kimmel Live! saldría otra vez al aire el martes 23.
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“Sin duda, Jimmy Kimmel tiene el apoyo de un sector de la población que ya no está dispuesta a aceptar estos abusos de poder de Trump. Con todo, es preocupante que ciertas agencias como la FCC estén replicando las posiciones de Trump y ejerciendo censura en un país que, se supone, enarbola las libertades, en particular la libertad de expresión, la cual se encuentra muy arraigada en la psique de los estadounidenses.”
Resignificación
Para Carlos Luis Sánchez, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el asesinato de Charlie Kirk ha abierto la puerta al gobierno de Trump para que ejerza un mayor control sobre la prensa, pero también sobre shows televisivos como el de Jimmy Kimmel, en los que a veces se abordan temas políticos desde una perspectiva más o menos cómica.
“Bajo el argumento de que se ha hecho escarnio de la muerte de Kirk, el gobierno estadounidense está presionando y acosando a los medios de comunicación.”
A decir de Sánchez, esta presión y este acoso se están convirtiendo en una constante, pues varios gobiernos del continente americano, de izquierda o de derecha, asumen como ataques y burlas lo que en realidad es libertad de expresión y de prensa.
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“Impulsada por los líderes de estos gobiernos, que no toleran ninguna declaración o dicho que vaya en contra de su manera de gobernar o de su ideología, vivimos desde hace tiempo una resignificación de la libertad de expresión y de prensa que quiere equiparar todo discurso incómodo a un discurso de odio. En Estados Unidos ya hay un acotamiento inicial de estas libertades que más adelante puede tornarse en una franca represión mediante mecanismos financieros, impuestos o presiones más fuertes a las empresas dueñas de medios de comunicación para que corran a periodistas o a presentadores de televisión. Y el problema es que algunas empresas ya están cediendo ante los embates de Trump.”
El profesor e investigador de la UNAM recuerda que el politólogo estadounidense Robert Alan Dahl señalaba que el grado de democratización de una sociedad se mide a partir de la libertad de participación de la oposición.
“No estar de acuerdo con algo se traduce en libertad de expresión, de prensa y de opinión pública. Mientras ejerzamos estas libertades en forma pacífica, no tendríamos por qué ser perseguidos ni violentados”, finaliza.