es un gran escritor épico de la tradición centroeuropea que se extiende desde Kafka hasta Thomas Bernhard”, afirmó la al dar conocer al escritor húngaro László Krasznahorkai como el ganador del , a quien le otorgaron el galardón por “por su obra fascinante y visionaria que, en medio de un terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.

El narrador nacido en Gyula, Hungría -- (cerca de la frontera con Rumania)--, el 5 de enero de 1954, estudió derecho, pero se decantó pronto por la literatura, porque además de Derecho, estudió también Lengua y Literatura Húngaras y, después de algunos años como editor, se convirtió en escritor. Para desarrollar su literatura “singularísima” como lo ha definido Acantilado, su editorial en lengua española, durante años recorrió el país, después de estudiar en Budapest y ejerció diversas profesiones en pueblos y ciudades de provincias. Por ello el arraigo de sus historias con personajes de las regiones.

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Su primera novela, “Satantango” (1985) que traducida al español por Acantilado en 2017, con el título de “Tango satánico”, lo llevó a entrar al centro de la vida literaria húngara, donde goza de un gran número de lectores. Luego escribiría “Melancolía de la resistencia” (1989) ─también publicada por Acantilado─, que han sido llevadas al cine por su amigo, el cineasta Béla Tarr.

László Krasznahorkai, que para la editorial Acantilado es “uno de los narradores más originales de la literatura europea”, abandonó Hungría en 1987, en el tiempo en el que su país aún vivía bajo el sistema comunista y que le dio otros elementos para nutrir su literatura: el poder y abusos de los totalitarismos. Salió de Hungría rumbo a Berlín Occidental para gracias a una beca.

En los primeros años de la década de 1990, Krasznahorkai pasó largas estancias en naciones como Mongolia, China y Japón, esos universos orientales irradiaron matices estéticos y estilísticos en su literatura. De ese descubrimiento del mundo y de esos temperamentos de la humanidad está dotada su escritora, como queda de manifiesto en la novela “Guerra y guerra” (1999), también publicada por Acantilado.

En marzo de 2004 a Krasznahorkai le fue concedido el Premio Kossuth, uno de los más prestigiosos otorgados por su país, en reconocimiento al conjunto de su obra. En mayo de 2015, obtuvo el Man Booker Internacional; en abril de 2021, le fue conferido el Premio Austríaco de Literatura Europea y, el año pasado fue galardonado con el Premio Formentor de las Letras, galardón por el que ese mismo año llegó a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para dictar la conferencia magistral en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar.

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Justo ahí, en Guadalajara, en el marco de la FIL, el año pasado el celebrado escritor húngaro dijo a EL UNIVERSAL: “Soy un artista que llega a escribir libros, novelas, cuentos cortos. No trabajo en un escritorio, con una computadora y esas cosas, sino en mi cabeza, como un viejo poeta. Escribo de 15 a 50 páginas en mi cabeza, siempre revisando y corrigiendo”.

Del escritor de 71 años, es el segundo premio Nobel de Hungría, después de que lo recibiera Imre Kertész en 2002. Su más reciente obra se títula “Herscht 07769”, que sido descrita como “una gran novela alemana contemporánea por su precisión al retratar el malestar social del país", tal como señaló la Academia Sueca, que agregó que se trata “no en una pesadilla febril en los Cárpatos, sino un retrato creíble de un pequeño pueblo contemporáneo de Turingia, Alemania, que, sin embargo, también se ve afectado por la anarquía social, el asesinato y los incendios provocados".

La editorial Acantilado ha asegurado que László Krasznahorkai ha creado a lo largo de los años una obra literaria singularísima, y dice que tal vez por ello se la ha comparado a menudo con la de otros autores únicos en su especie, como Kafka–su héroe literario–, Gógol, Beckett o Bernhard.

Agrega: “La desolación, el apocalipsis y el absurdo, que constituyen el telón de fondo de su mundo narrativo, no están reñidos en su obra con la búsqueda de la belleza o el amor a la naturaleza como reflejo de la divinidad. Aunque Krasznahorkai haya afirmado que escribir es para él algo tan enigmático como ‘bailar en el infierno’, a los lectores su misteriosa danza nos parece mágica una y otra vez”.

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