A 11 años de publicar Vestido de novia, la escritora Socorro Venegas vuelve a esa novela donde una joven viuda con su pequeño niño se confronta con la pérdida de su marido muerto años atrás, y con el duelo. Contrario a la convicción de no modificar ninguna de sus novelas, en esta la narradora optó por reescribirla para darle un cambio de perspectiva y de certeza ante la vida de quién es ella hoy, mirando a la joven viuda despojada del ser amado que fue.
“Donde hubo reescritura en Vestido de novia, fue el cambio de perspectiva, pensé en profundizar más en esa relación entre Laura y su hijo, que me interesó escuchar más, escuchar al niño, fue como muy natural, como de pronto, al estarla leyendo y releyendo y trabajando, la voz del niño fue ganándose un lugar mayor. Eso fue lo que cambió, que quise poner mucho más énfasis en lo que Laura estaba ganando con seguir viva que en aquello que había perdido. Se mantiene, desde luego, el registro de su historia amorosa, el desenlace de esa historia amorosa con ese marido que se va, está allí también ese amor vuelto cenizas, pero me parece también muy importante que Laura logra por fin, si no comprender, por lo menos quedar en paz con lo que ha vivido y poder mirar junto a este niño un mar que se resignifica”, afirma Venegas.
La narradora asegura que el duelo y la pérdida son temas que no puede dejar de mirar ni de confrontar, pues parte de la certeza de que la muerte abre preguntas que no podemos responder, pero que es esencial hacer, porque la vida se nos va en eso. De eso depende la vida cotidiana, la convivencia, la forma de seguir en el mundo, “entonces para mí, desde la escritura, la pérdida es una especie de prisma, encuentro siempre un ángulo allí que no había visto, encuentro algo que me impulsa a explorar, a seguir escribiendo, a penetrar en ese misterio abierto que es la muerte”.
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Así lo hizo en Vestido de novia y también en Ceniza roja y en La noche será negra y blanca, “el tema de la pérdida es uno de mis temas axiales, mi literatura por ahí se mueve y aunque parece el mismo tema, no es nunca el mismo libro, no es nunca la misma historia y eso me parece tan fascinante como aterrador, porque ¿de cuántas maneras se puede explorar la muerte y esas ausencias impuestas, esas ausencias que nos duelen como si nos hirieran físicamente? Son amputaciones que están allí y uno tiene que encontrar la manera de rehacerse ante eso”.
Venegas señala que en el caso de La noche será negra y blanca, habla de la muerte de su hermano pequeño, y en Vestido de novia y Ceniza roja habla de la pareja que perdió, y los escribió en una época en la que no estaba tan de moda hablar de autoficción.
“Para mí era muy natural, yo necesito escribir esto. Lo que sigue vivo, lo que sigue presente en esta escritora que soy ahora, es esa necesidad de escribir, de profundizar sobre lo que más me importa en el texto, quizá más personal, que me que me abarca a mí misma”, afirma y agrega que en cuanto al trabajo literario y al lenguaje, pues lo ha explorado mucho, porque al final son novelas, no son testimonios, “yo decidí trabajar desde la ficción con estos textos tan personales”.
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Lo que logró Socorro Venegas en la reedición de esta novela, dice, es tener la certeza, con los años de distancia, que querer comprender la muerte es algo que tal vez sea imposible.
“Es más importante que mi personaje comprenda con quién vivió, quién era ese hombre al que perdió, reconocer que él atravesaba por una especie de estado depresivo y que nada que yo hubiera hecho realmente lo iba a ayudar, y cómo también te enfrentas a una verdad, que la persona con la que compartiste una vida, ya no puedes decirle nada. Tú ya no puedes arreglar nada con ese ser que se fue, ya no hay ajuste de cuentas, ya no puede haber ni batallas ni reconciliaciones, y lo que hay es reconocer que se ha ido y darle su lugar también a ese silencio”.
Vestido de novia ha sido reeditada por Maxi Tusquets, y la par se ha publicado en dos editoriales independientes, en España ha salido con Contraseña, y en Argentina con La parte maldita.
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