“Estamos en un mundo multidimensional en el que se  acepta todo”: Marta Minujín. Foto: de Fernanda Rojas. El Universal
“Estamos en un mundo multidimensional en el que se  acepta todo”: Marta Minujín. Foto: de Fernanda Rojas. El Universal

(Buenos Aires, Argentina, 1943) —vestida en un overol de diseño propio, una blusa con pliegues al estilo de Issey Miyake y sus característicos lentes de aviador plateados— da los últimos toques al montaje de su primera en el país, "Vivir en arte", que hoy presenta a la prensa y que inaugura este sábado 23 de agosto en la galería kurimanzutto (C. Gobernador Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec, alcaldía Miguel Hidalgo).

Pero el terreno mexicano no es ajeno para la artista pop más internacional de Argentina —su arte la ha transitado por The Factory de Andy Warhol, en Nueva York; a Documenta, en Alemania, donde presentó su instalación Partenón de los libros prohibidos, y hasta el Museo Nacional de Qatar. En México, además de vacacionar, recuerda que fue donde presentó el performance Toronjas, a finales de los años 70 en el Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA), y el hogar de una visión frustrada: se trataba de una instalación que recuerda un poco a La Menesunda —una instalación didáctica que hizo en colaboración con el artista Rubén Santantonín en 1965 y que no sólo se convirtió en su obra más famosa, sino en una de las más relevantes en la historia del arte argentino.

En la muestra de kurimanzutto se presenta una selección de obras históricas, que abarcan los años 70 y 80, y más recientes, entre las que se encuentran sus “antiesculturas” hechas de colchones coloridos —material de elección porque considera que el humano pasa 50% de su vida en uno— y un ejemplo de las instalaciones con la que cuestiona la vigencia de los monumentos, que en este caso se trata de una réplica de El obelisco acostado. Esta muestra se suma al amplio repertorio de recintos en los que se ha presentado la pionera del happening en el mundo, que incluyen la Pinacoteca de São Paulo, Brasil; Americas Society, Nueva York; y LUMA Arles, Francia, entre otros.

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Es su primera muestra individual en México.

Hice una performance muy grande que se llamó Toronjas y que fue en el Museo de la Universidad, ahora se llama MUAC. Simbolizaba una metafísica latinoamericana, es decir, que somos un territorio nuevo y hay todo un espíritu nuevo, somos el futuro, el futuro está en Latinoamérica. Con estos personajes, yo estaba en el medio, nos pusimos un balde amarillo en la cabeza y gritábamos y hacíamos movimientos de siembra porque Latinoamérica, sobre todo los argentinos, dio de comer al mundo en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Llevamos bolsas de toronjas, habíamos trazado un cuadrado perfecto, gritábamos: “¡Sin talento!” y “¡sin ayuda!” y desparramábamos todas las toronjas. La exhibición fue un video del performance y quedó el cuadro por una semana. La segunda vez me invitó el Museo Siqueiros a hacer una instalación, la programé, era fantástica, pero no se hizo.

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¿Y esa idea pudo retomarla o se perdió?

No, pero era muy linda. En ese espacio eran tiras para hacer gimnasia, miles, fuertes, grandotas, la gente caminaría por ahí, subiría, treparía y moviéndose por todo el museo. Ahí encontrarían distintas situaciones, gente que hacía algo o los invitaban a tomar un té, eso era.

¿Qué nos puede decir de esta exposición?

Esta es mi primera exposición individual y estoy contentísima porque la galería kurimanzutto ha producido este obelisco que fue mi primer mito mundial acostado. Hay siempre un mito que representa a un país, son los monumentos del mundo adonde la gente va a fotografiarse. La idea es acostarlo porque ahora estamos en otro mundo, multidimensional, hay muchos pensamiento, se acepta todo, se aceptan los diferentes sexos, la libertad individual, las religiones, las no religiones. Es un mundo mucho más contemporáneo y abierto, no tan rígido. Latinoamérica tiene otra energía y México la tiene.

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¿Cómo es esa energía?

Exponer acá me encanta, es otro público, no sé cómo van a reaccionar con esto porque es la instalación más grande que hice acá en la ciudad. Ahora mi próximo proyecto es la Estatua de la Libertad, en la Bienal de Venecia, acostada, desmembrada y cubierta de hamburguesas. Siempre la idea es el mito con su comida principal. ¿Acá cuál sería?

Quizás el Ángel de la Independencia, Teotihuacan…

Llegué, vi el Ángel, me pareció maravilloso, lo acostaría. ¿Y cuál es la comida típica de acá?

Tacos, mole, pozole…

Bueno, entonces estaría cubierto de mole y la gente lo separaría.

(La energía de México) es muy sorpresiva, es una ciudad muy dispareja porque tiene el shopping más increíble que he visto y después tiene gente que no tiene nada. Tiene una riqueza ancestral brutal, hacen los tejidos más maravillosos del mundo, tienen un pasado fantástico, es muy especial.

En aquel performance del MUCA de los 70 comentaba que Latinoamérica es el futuro, ¿lo sostiene?

Sí, claro, porque acá no hay guerras, no hay un pensamiento guerrero y salva al mundo con todo lo que produce y la extensión que tiene. Además está preparada para recibir mucha gente, porque hay muchos terrenos. Es decir, Europa entra en uno de los países nuestros, toda Europa, ¿entendés? Y en Europa hay tanta gente junta, es muy agotador, se agota el sistema, se van agotando los propios sistemas, yo prefiero acá.

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El público es fundamental en sus obras.

Desde que nací, siempre quise meter a la gente en mi obra, no quería como los museos, que los entendidos del arte miran el cuadro y siguen al otro. Yo quería llegar a la gente que no sabe nada de arte y después viven dentro de mis obras y (dicen) “ah bueno, es arte”. Llegan con la misma energía que llega la música rock, es más cerca la energía del rock que la energía del arte. Soy arte, pero mis amigos son más músicos y gente más joven, siempre. Yo me quedé en los 25, lo mismo que dice Ringo Star, cumplió 85 y dice “tengo 25”. Bueno, todos nosotros, Mick Jagger, nos conservamos esa energía de los sixties. ¿Lo sentís? Sentís así toda la vida, no aflojes.

Justo en esa época había un boom con los medios de comunicación masiva, pero ahora con la tecnología y las redes sociales tiene más potencia.

Es fantástico este mundo que vivimos, es extraordinario porque yo vivía en París y tenía que escribir una carta, tardaba tres semanas en llegar a mi familia. Hacer un llamado telefónico costaba un mes de mi vida, ahora puedo hablar todo, es mucho más fácil todo. También la Inteligencia Artificial es muy importante porque ahora va a crear una cultura instantánea, que también va a crear una gran cultura superficial. No se logra con el conocimiento, sino que se logra con el tiempo instantáneo, entonces con la vida. A mí me parece fantástico, no estoy en contra. Vamos a tener una memoria efímera porque tenés todo al alcance de la mano.

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¿Y de dónde viene este gusto suyo por lo efímero?

Me gusta el arte efímero, todo lo que hice, el Partenón de los libros, todo es efímero. Puedo hacer grandes milagros, esas obras increíbles y después desaparecen. En vez de tener una altura y ser siempre la misma, desaparecen y después se transforman en otra cosa. Me gusta eso.

El Partenón lo hizo en un momento clave de Argentina, para celebrar la democracia en 1983, ¿si tuviera que hacer una obra para la Argentina de hoy, cómo sería?

Ahora estoy más en lo internacional, ahora estoy pensando en la libertad, mi mente está enfocada en hacer eso, estoy muy metida en mi mundo, después te diré.

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