Antología sonora de Manuel Iris y el retorno a la oralidad poética

Este texto recuerda la necesidad de escuchar poemas en voz de los propios poetas, ejercicio que ahora realiza Manuel Iris

Manuel Iris radica en Cincinatti, Estados se convirtió en el primer poeta nacido en México en ganar el prestigioso Ambroggio Prize 2025. / Universidad Autónoma de Yucatán
Manuel Iris radica en Cincinatti, Estados se convirtió en el primer poeta nacido en México en ganar el prestigioso Ambroggio Prize 2025. / Universidad Autónoma de Yucatán
Confabulario | 27-07-25 | 01:05 | Jorge Manzanilla | Actualizada | 27-07-25 | 01:05 |

Descubrí los audiolibros gracias a la voz de Jaime Sabines. La primera vez que lo escuché, yo estaba en la preparatoria. Para mí era esencial aprenderme los poemas o, mejor aún, compartirlos en audio con la chica que me gustaba. Así fue como la poesía comenzó a revelarse ante mí no solo como un conjunto de imágenes y versos, sino como una experiencia sonora, íntima y profunda. Gracias a estos formatos, entendí la musicalidad del verso y la destreza necesaria para construir imágenes que, con el tiempo, se fueron complejizando en mi oído y en mi sensibilidad.

Con los años, y gracias a las búsquedas en internet, encontré páginas como A media voz o Poesía UNAM, que ampliaron mi horizonte lírico. Descubrí estilos, escuelas, cadencias. Todo ello me fue sirviendo como una herramienta de estudio, pero también como una brújula creativa: yo tenía claro que quería escribir, y quería hacerlo desde la poesía.

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Hoy, valoro profundamente que existan plataformas como Spotify, donde es posible conocer las voces de poetas mexicanos actuales, en especial las del sur del país. Porque hay que decirlo: la poesía de estados como Yucatán sigue siendo de las más olvidadas e ignoradas del país. A diferencia de las zonas metropolitanas o del norte, donde las voces poéticas circulan con mayor facilidad, en el sureste el acceso sigue siendo limitado, los tirajes escasos y la difusión prácticamente nula.

Por eso me interesa, ante todo, acercarme a los poetas de mi ciudad. Conocer mi tradición es también una forma de entender el trabajo que nos falta para construir un verdadero mapa sonoro de la poesía yucateca. Proyectos como el Museo de la Música o el Museo de la Trova Yucateca ya han comenzado ese camino desde lo musical. Ahora es tiempo de hacerlo desde la literatura. Y en ese contexto, la antología sonora se vuelve una herramienta de memoria, de resistencia y de rescate. Grabar la poesía en la voz de sus autores —o a través de relecturas sensibles— permite romper las barreras editoriales y establecer un archivo vivo, afectivo.

Crédito: Spotify
Crédito: Spotify

La Antología sonora de Manuel Iris es un ejemplo claro de este gesto. No se trata simplemente de poemas grabados, sino de un proyecto deliberado por devolverle a la poesía su dimensión oral, ritual y cercana. A diferencia de otros audiolibros que trasladan mecánicamente el texto a la voz, esta antología —producida por Radio Universidad de la UADY— tiene una cualidad fundacional. Iris no solo recita: encarna los poemas, los deja respirar. En esto recuerda los registros de Sabines, pero también los proyectos más contemporáneos de poetas como Coral Bracho o David Huerta en la Fonoteca Nacional, donde la voz no acompaña al poema: es el poema.

Mientras muchos audiolibros se centran en lo narrativo o lo dramatizado (como ocurre en plataformas como Storytel o Audible, donde actores interpretan novelas completas), lo que hace Iris se sitúa más cerca de la devoción que de lo performativo. Su tono no es declamatorio ni teatral: es profundamente lírico y reflexivo. Su voz no actúa: transmite. Cada lectura tiene el tono exacto de una conversación íntima, como si se tratara de un amigo que nos habla, o de nuestro propio monólogo interior.

Considero necesario volver a apropiarnos de la poesía. Escucharla en voz del autor es una forma de devolverla a nosotros mismos, no solo para admirar sus imágenes, sino para reconocernos en su sensibilidad. La Antología sonora nos regresa al origen primigenio de la literatura: la voz. Antes de la escritura, las historias eran cantadas, recitadas, compartidas en el habla común. En ese sentido, estas antologías no son simples registros: son un retorno al fuego original de la palabra.

Como Sabines en su tiempo, Iris comprende que no hay mejor lector de un poema que quien lo escribió. Pero mientras Sabines rugía y sollozaba, Iris susurra y reflexiona. Su tono es el del maestro que revela, no el del profeta que denuncia. Ambos, sin embargo, construyen caminos distintos hacia una misma herencia: la del poeta como voz que funda comunidad.

La antología también se distingue por su cuidado curatorial. Los poemas seleccionados —provenientes de libros como Los disfraces del fuego, Devocionario, Lo que se irá y Cincinnati, historia personal— se entrelazan con una coherencia temática que recorre el tiempo, la herencia afectiva, el duelo y la esperanza. El poeta aborda además temas como la paternidad, la migración y la ciudad, explorándolos con una mirada compasiva y aguda. Con una dicción serena y profundamente íntima, Iris —Premio Nacional de Poesía Mérida y expoeta laureado de Cincinnati— nos guía a través de una travesía poética que es tanto filosófica como humana.

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Su obra poética abarca cinco libros publicados:

  • Cuaderno de los sueños (Premio Nacional de Poesía "Mérida", 2009)
  • Los disfraces del fuego (Premio Regional de Poesía Rodulfo Figueroa, 2014 y finalista del Premio Internacional de Poesía Ciudad de la Lira)
  • Traducir el silencio / Translating Silence (mención en los International Latino Book Awards, 2018)
  • Lo que se irá / The Parting Present (Reader's Choice Award en los Ohioana Book Awards, 2022)
  • Toda la tierra es un jardín de monstruos / The Whole Earth is a Garden of Monsters (ganador del Ambroggio Poetry Prize, 2025)

Además, su obra ha sido objeto de estudio en Traductor del silencio: acercamientos críticos a la obra de Manuel Iris, una colección de ensayos y reseñas escritas por 23 autores, lo que confirma la amplitud de su resonancia literaria. Destacan piezas como “Carta a mi hija recién nacida para ayudarla a inaugurar el mundo” y “Elegía y bienvenida para mi padre, a cuyo entierro no pude acudir”, donde la emoción no se sobreactúa, sino que se desliza con gravedad y ternura. En su voz, la poesía se convierte en un puente entre generaciones, entre geografías, entre vivos y muertos.

Escuchar esta antología es hacer una pausa. Es recordar que el lenguaje comenzó con la voz, no con la letra. Es reencontrarse con ese temblor inicial que da origen a la poesía antes de que esta se escriba. Como descubrí con Sabines, y ahora confirmo con Iris, los audiolibros de poesía no son sólo formatos: son formas de volver al origen. Y quizá, también, de comenzar de nuevo a ver la literatura como principio de oralidad.

Antología sonora de Manuel Iris en Spotify:

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