La operación del en 2026 se caracterizará porque la mayoría de sus ingresos se obtendrán a través de subsidios del gobierno, pero también porque, de mantenerse la práctica actual, se desconocerán resultados operativos, pues desde marzo pasado se dejaron de publicar.

De acuerdo con los recursos aprobados para la obra emblemática del expresidente Andrés Manuel López Obrador, el siguiente año el Tren Maya operará con un total de 32 mil 41 millones de pesos, de los cuales 30 mil 744 millones o 96% son subsidios y apoyos fiscales, de acuerdo con documentación a la que accedió EL UNIVERSAL.

Además, se estima que sólo va a generar ingresos por mil 287 millones de pesos, monto que representaría el doble de lo que se proyectó para 2025 por prestación de servicios.

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No obstante, pese a solicitudes de información de esta casa editorial y consultas a la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF), los reportes de su operación se publicaron hasta marzo de este año, sin posibilidad de conocer la evolución de sus primeros años de operación.

De hecho, el último reporte del pulso operativo de la ARTF, correspondiente a marzo de 2025, muestra que el Tren Maya se mantenía estancado en 88 mil pasajeros mensuales, tras haber superado niveles de hasta 110 mil usuarios entre diciembre y enero.

De hecho, en mayo pasado, el director general del Tren Maya, el general Óscar David Lozano Águila, reconoció en un seminario organizado por la Asociación Mexicana de Ferrocarriles (AMF) que no es rentable la operación de pasajeros del proyecto y que, para alcanzar su punto de equilibrio, estimado hacia 2030, será necesario sumar operaciones de carga.

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“Ninguna empresa en cualquier parte del mundo que se dedique a pasajeros en un sistema ferroviario es rentable, esa es una realidad y es un hecho”, expresó.

“Por eso es el compromiso del Estado mexicano de complementar el transporte de pasajeros. ¿Y cómo lo puede hacer? Pues aportando recursos”, indicó.

Lozano Águila agregó que “para lograr el punto de equilibrio, necesitamos la carga. Es un componente fundamental, por eso necesitamos recuperar la infraestructura de carga que ya existía con el ferrocarril del Istmo de Tehuantepec. Estamos trabajando intensamente con las empresas que requieren esos servicios y toda la ruta para llevar este proyecto”.

Gráficas: Elaboración propia
Gráficas: Elaboración propia

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Ese fue uno de los últimos seminarios en los que la AMF permitió el acceso a medios de comunicación.

Urge transparencia

Expertos señalan la importancia de que este sector vuelva a publicar la información tanto de los proyectos públicos, como del Tren Maya y de los trenes de carga, pues son empresas que operan concesiones públicas federales.

“Se trata de recursos públicos que fueron ejercidos por una decisión política, porque se sabía que [el Tren Maya] iba a costar mucho más que los 139 mil millones de pesos que supuestamente iba a tener al inicio, con daño al medio ambiente y más, pero el proyecto ya se hizo, y ahí está el asunto: para mantenerlo se debe realizar una inversión grande cada año. Ya se había dicho en el sexenio de [Enrique] Peña Nieto que no era rentable y por eso se canceló”, dijo Miguel González, catedrático de la UNAM.

“Ahora el proyecto va a requerir apoyo del gobierno mientras esté operando y mientras esté la Cuarta Transformación, por lo mismo, revelar cómo va el proyecto cada mes y dar cuenta de que va mal y no repunta, es sinónimo de decir que fue una decisión equivocada del presidente López, algo que su sucesora, Claudia Sheinbaum, jamás hará”, dijo.

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Para Alfredo Nolasco, especialista independiente, los proyectos ferroviarios tienen un fin social y deben acompañarse de estudios de factibilidad económica para lograr un desarrollo óptimo.

“Parece que en este caso no se hicieron, y ahí están los resultados. El monto de subsidios es inmensamente mayor a lo que genera el proyecto. La gran virtud del gobierno es que lo terminó a diferencia de Felipe Calderón, con la barda de la refinería, o la barda del aeropuerto de Peña Nieto”, mencionó.

“Bajo esa lógica, la publicación regular de los informes de la ARTF revelaría que el proyecto es un elefante blanco. Quien no publica la información es porque algo quiere ocultar”, destacó.

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“En el tema de opacidad, sería lamentable que la AMF estuviera presionada por el gobierno para restringir la información, cuando son asuntos públicos. La rendición de cuentas debe ser prioridad”, precisó Nolasco.

De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), el Tren Maya alcanzó un costo que superó las estimaciones originales de entre 120 mil y 150 mil millones de pesos, incluso hasta más de 550 mil millones de pesos, pero con inversiones que siguen pendientes a la fecha.

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