Nearshoring con propósito: “Alinear la brújula empresarial para que el desarrollo llegue a todos”

Alfredo Gadsden Juárez
Alfredo Gadsden Juárez
Economía | 03-07-25 | 06:00 | Alfredo Gadsden Juárez | Actualizada | 03-07-25 | 06:00 |

La conversación sobre nearshoring en México está en todas partes. Las cifras de inversión se multiplican, los anuncios de nuevas plantas no paran, y con razón celebramos que el país vive una oportunidad histórica para reposicionarse en la economía global. Pero ¿estamos realmente aprovechando esta oportunidad para mejorar la vida de las personas, o solo para atraer inversiones más rápido?

El contexto internacional cambió drásticamente. Con la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y su agenda abiertamente proteccionista, México enfrenta un entorno menos predecible. En sus primeros meses, la nueva administración ha reactivado políticas de presión comercial e incluso ha impuesto aranceles de 25% a varias importaciones mexicanas. Ante ese escenario, más que nunca, debemos mostrar que México no sólo es eficiente, sino estratégico e incluyente.

He visto de cerca que las comunidades pueden cambiar cuando las empresas apuestan por el talento local y crean redes de colaboración con centros de formación. Por eso, el nearshoring no puede ser solo una estrategia de relocalización. Tiene que ser una herramienta de transformación. Una que cierre brechas y abra oportunidades reales donde antes había rezago.

Hoy, más de 85% de la inversión relacionada con el nearshoring se concentra en el norte y el Bajío, según datos de CBRE y Deloitte. Mientras tanto, el sur del país sigue al margen del desarrollo. Si no actuamos con intención, corremos el riesgo de repetir un modelo de crecimiento desigual que ya conocemos: polos prósperos separados de periferias olvidadas.

Desde el mundo empresarial, tenemos la responsabilidad de mirar más allá del corto plazo. ¿Qué significa nearshoring con propósito? Significa alinear la brújula de nuestras decisiones con una visión más amplia: formar talento desde dentro, invertir en infraestructura social, apostar por vivienda digna, colaborar con instituciones educativas y generar empleos que realmente transformen comunidades.

La estrategia, si no se ejecuta, se convierte en discurso. Hoy lo que se necesita es acción. Que las cámaras impulsen programas regionales de desarrollo inclusivo. Que las grandes empresas integren más PYMEs mexicanas a sus cadenas de suministro. Que los gobiernos locales preparen talento con visión de futuro. No hay propósito si no se aterriza. No hay transformación si no se ejecuta con constancia.

El nearshoring puede ser la oportunidad que México estaba esperando. Pero solo será exitosa si ponemos a las personas al centro de la estrategia. Si lo hacemos bien, esta ola no solo traerá inversión. Puede traer dignidad, arraigo y una prosperidad compartida que fortalezca nuestro futuro como país.

*Vicepresidente del Comité Técnico Nacional de Dirección Estratégica del IMEF

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