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A pesar de que las mexicanas alcanzan mayores niveles educativos que los hombres, enfrentan barreras estructurales que las mantienen fuera del sistema financiero formal, de acuerdo con el estudio “Los Invisibles”, elaborado por Creditea y Provident.
El informe, dirigido por la integrante del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras (SNI), María Ornella Ortiz, revela que gran parte de esta población fuera del sistema financiero está conformada por mujeres que participan en la economía informal, un sector que representa casi el 24% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, pero donde la falta de comprobantes de ingresos dificulta su acceso a créditos y servicios bancarios.
A esto, se suma que 33 de cada 100 mujeres dedican su tiempo principalmente al trabajo doméstico y de cuidados, mientras que sólo 45 de cada 100 tienen una ocupación remunerada, frente a 67 de cada 100 hombres.
De acuerdo con la especialista, esta disparidad laboral se traduce en menores ingresos, ausencia de contratos formales, donde 35% de las mujeres no tienen uno, frente al 15% de los hombres, y una menor capacidad de ahorro.
El estudio destaca que las mujeres tienen mayor formación académica, con 47.4% que alcanzó educación superior, frente a 34.4% de los hombres; sin embargo, esto no se traduce en una mejor vinculación laboral ni financiera.

Deudas se destinan para cubrir gastos cotidianos
En los hogares con ingresos más bajos, de menos de 8 mil pesos mensuales, la jefatura recae mayoritariamente en mujeres, presentando una brecha de 4.78 puntos porcentuales frente a los hombres.
Detalló que esta situación agrava la vulnerabilidad económica y refuerza el ciclo de exclusión. Así, entre las principales barreras que enfrentan las mujeres para acceder al crédito están la falta de historial financiero, la imposibilidad de comprobar ingresos y la desconfianza hacia la banca tradicional. Esta combinación de factores limita sus oportunidades y las obliga, en muchos casos, a recurrir a préstamos informales, perpetuando un círculo de endeudamiento.
El estudio también analizó los motivos de endeudamiento en México durante 2024. La mayoría de los préstamos se destinan a cubrir gastos cotidianos, con 21.5%, o refinanciar deudas previas con un 15.6%, seguidos por financiamiento de negocios propios con 14.6 por ciento.
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Mientras que los gastos relacionados con los hijos ocupan 12% del uso del crédito y pagos a familiares o amigos un 5.7%. Solo 4.9% de los créditos se solicitan para temas de salud o educación.
La investigación concluye que la propensión a la exclusión financiera es 0.4 puntos mayor en mujeres que en hombres, una brecha que evidencia que la desigualdad económica no solo se mide en ingresos, sino también en la capacidad de acceder a instrumentos que permitan mejorar su bienestar y el de sus familias.
Según el reporte, reconocer a estas poblaciones invisibles, fuera del sistema financiero, es clave para diseñar políticas públicas y productos financieros más incluyentes que impulsen la autonomía económica de las mujeres y reduzcan las brechas estructurales que las mantienen fuera del sistema formal.
desa/mgm