Más Información

Él es Roberto Blanco Cantú, "El Señor de los Buques", ligado al tráfico de huachicol a través de Mefra Fletes; continúa prófugo

Embajada de EU alerta por falsa ruta migrante en TikTok para llegar a Los Ángeles; señala a "Los Trejos de Nuevo Laredo"

Buscadoras, académicos, morenistas y excomisionados... estos son los 27 perfiles que buscan encabezar la Comisión Nacional de Búsqueda

Reforma a Ley Aduanera llega a San Lázaro; van por restablecer aranceles a importación de mercancías

Frente frío 3 y ciclón "Mario" provocarán lluvias desde este miércoles hasta el sábado; estos son los estados afectados

Tras la detención de la viuda e hija de "El Ojos", ¿quiénes son los más buscados en CDMX? La FGJ ofrece recompensa
alejandro.rodriguezd@eluniversal.com.mx
Por unos instantes sintió lo que es ser monarca del mundo. Tuvo sobre su cintura el cetro del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y su sonrisa volvió a iluminarse como el día en que pusieron sobre su pecho su medalla olímpica. Misael Rodríguez admite que quiere ser campeón en el profesionalismo algún día.
“El sentir el título de monarca se siente muy bien, me emociona. Estar rodeado de tanto campeón mundial y que me pidan fotos me incentiva a ir por más triunfos”, reconoce Rodríguez, quien ayer llegó de sorpresa a la reunión semanal del CMB para recibir un reconocimiento por su bronce en los Juegos de Río de Janeiro 2016.
De los 12 boxeadores anteriores al chihahuense que han conquistado una presea olímpica, sólo uno ha conseguido también un título mundial en el pugilismo de paga: Alfonso Zamora, plata en Munich 1972 y monarca gallo por la Asociación Mundial de Boxeo en 1975.
Pese a esta estadística tan negativa, Misael cree que puede convertirse en el segundo pugilista nacional con este doble blasón.
“¡Claro que puedo lograrlo! Me gusta estar en los grupos selectos. Ir a unos Juegos Olímpicos ya era una ganancia. Ahora estar entre los cinco medallistas es algo que me impulsa para pensar que también puedo ser campeón mundial. Sería algo perfecto para mí. Es un sueño, mi meta y pienso lograrlo”.
Para ejemplificar que es un peleador decidido a romper paradigmas, recuerda que terminó una sequía de 16 años desde la última vez que un pugilista azteca se vio en el podio de unos Juegos, con Christian Bejarano y su bronce en Sidney 2000.
“Fueron 16 años que no se lograba una presea olímpica y creo que llegó de quien menos lo esperaban. Tengo sólo dos años en la selección, era el más nuevo que iba a Río, pero confiaba en que podía ganar una medalla. Sabía que tenía con qué para lograrlo. Los boxeadores mexicanos tenemos el nivel para hacer grandes cosas. Nos destacamos por siempre morirnos en la raya y siempre salir a buscar las peleas, algo que conmigo no fue la excepción. Gracias a Dios, lo logré”, resalta.
Admite que aún no toma la decisión sobre si brincará al profesionalismo o se quedará un ciclo olímpico más en busca de mejorar su tercer lugar en Tokio 2020.
“Tengo 22 años, aún estoy joven, así que decidiré qué es lo mejor para México y en lo personal. Un ciclo olímpico lo puedo dar sin problemas. Sé que ahora como medallista tendría todo el apoyo”, dice.